En la sociedad actual parece que la igualdad entre hombres y mujeres está muy cerca, pero es un espejismo, queda mucho por hacer, en unos rincones más que en otros. Aun el valor que se le otroga al hombre está por encima del de la mujer.
En este blog vamos a reconocer el trabajo de la mujer a lo largo de la historia, desde reinas a amas de casa, todas tienen su valor
.

10 febrero, 2011

LA MUJER Y EL ARTE

Con motivo de la Tv movie LA PRINCESA DE ÉBOLI,que triunfó en 4ºB en historia realizamos un trabajo de investigación sobre una de las protagonistas de la serie. El mejor trabajo fue el realizado por: Ángela Rodríguez de Lara. ¡Disfrutadlo!

SOFONISBA ANGUISSOLA

Sofonisba Anguissola provenía de una familia de la pequeña aristocracia de Cremona donde nació en 1532. Hija de Bianca Ponzone y Almicare Anguissola presentaba un gran interés por la pintura. En 1546 se instaló, junto a su hermana Elena, como alumna en la casa del pintor Bernardino Campi. Obviamente, las niñas nobles no entraron en su taller en calidad de aprendizas comunes, sino como una especie de estudiantes de pago. Allí permanecieron durante tres años desarrollando su talento inicial y empezaron a retratar del natural. Como no estaba bien visto que las jóvenes retratasen a amigos o vecinos del pintor como era habitual, las Anguissola se acostumbraron a retratar a los propios miembros de su familia. Esa práctica dotó a Sofonisba de ciertas características muy personales. Anguissola adquirió también la costumbre de retratarse una y otra vez a sí misma minuciosamente, dejando ver el paso del tiempo sobre su cuerpo. La conocemos de los 15 hasta los 90 años.


Sofonisba profundamente enamorada del arte no quería convertirse en una rareza, sino que estaba empeñada en llegar a ser una pintora bien preparada. Así, en 1554 viajó a Roma para completar allí su formación y estableció contacto con Miguel Ángel, uno de los artistas más importantes de la época, que ayudó y aconsejó a Sofonisba. Fue durante su estancia en Roma cuando su carrera empezó a despegar: su nombre se puso en circulación en los ambientes artísticos y uno de sus autorretratos pasó a engrosar las impresionantes colecciones del papa Julio III.


Vasari en su obra Vida de los más sobresalientes arquitectos, escultores y pintores alaba la excelencia de Sofonisba y comenta que es la mujer con más méritos de la época. Que una mujer se desenvolviera en el mundo con una actividad pública y además recibiera dinero a cambio de ello, significaba una mancha irremediable para el honor, por ello sólo podía recibir regalos a cambio, sin duda, de cierto valor. Sus frecuentes viajes en aquella época terminaron por ponerla en contacto con Felipe II. Felipe eligió a Sofonisba, conociendo su interés por la música y las artes, para que acompañara a su esposa Isabel de Valois en sus aficiones, y nuestra pintora italiana permaneció en la corte durante catorce años. Isabel y Sofonisba establecieron una estrecha relación, sin duda, se hicieron verdaderas amigas. Anguissola se mantuvo muy activa como retratista durante sus años en la corte de España, los retratos de esta eran muy estimados en el entorno de Felipe II.


Sabemos que tanto retratistas de cámara como grandes pintores, por ejemplo Rubens, realizaron copias de obras de Anguissola haciendo que se les adjudicasen a ellos el modelo original. La reina Isabel de Valois murió y aunque aquello significaba el despido de la artista Felipe II decidió mantener a la profundamente entristecida Sofonisba en el Alcázar. Esta se casó a los cuarenta años de edad con Don Fabrizio de Moncada, caballero de la más alta nobleza Siciliana al que ni siquiera conocía. El propio Felipe II le concedió a Sofonisba la imprescindible dote. La boda se celebró en el Alcázar madrileño el 26 de mayo de 1573 y sabemos que en mayo de 1578 Sofonisba enviudó.
Menos de dos años después se casó con Orazio Lomellini, hombre más joven que ella y de condición social inferior. Aunque todos se oponían al enlace Sofonisba, mujer firme y segura de sí misma, se casó con Orazio. La pareja se instaló en Génova y fue un matrimonio muy duradero.
La pintora realizaba ahora también cuadros religiosos, cada vez más solicitados en aquel ambiente de la Contrarreforma. Era el momento de la explosión inicial del gran arte barroco y el estilo de Anguissola empezó a resultar anticuado, aunque a pesar de todo siguió recibiendo encargos. Se mantuvo activa como pintora hasta 1620, cuando estaba cerca de los noventa años. De esa época procede el último autorretrato suyo que conocemos.
En Palermo unos meses antes de su muerte recibió la visita de Antón Van Dyck, discípulo de Rubens, que realizó dos espléndidos retratos de la anciana.

El 16 de noviembre de 1625 Sofonisba Anguissola falleció en su casa de Palermo a los noventa y tres años. Dejaba tras de sí una obra artística de gran calidad, sin embargo, su nombre sería pronto borrado de la historiografía del arte, mientras la mayor parte de sus cuadros fueron adjudicados durante siglos a alguno de los mejores artistas de su tiempo.




El juego de ajedrez de Sofonisba Anguissola

2 comentarios:

  1. La obra de las mujeres a sido tratada de forma injusta a lo largo de la historia.
    UnAs cardan la lana y otrOs crían la fama.

    ResponderEliminar
  2. Ya es hora de que el mundo "se entere de una vez" que la historia no está hecha sólo por hombres. Está escrita sólo por hombres, que no es lo mismo.
    Devolvamos la voz a todas esas mujeres hasta ahora invisibles, estamos a tiempo y somos "más"!

    ResponderEliminar